La Vega de San Mateo es un municipio perteneciente a la Isla de Gran Canaria y está situado en la zona centro de la citada isla y limita al norte con los municipios de Valleseco y Teror, al Este con Santa Brígida y Valsequillo, al Sur con San Bartolomé de Tirajana y al Oeste con Tejeda.
Tiene una extensión de 37,89 KM2, (el 47% del territorio pertenece al Espacio Protegido de las Cumbres y se extiende desde las Medianías hasta la zona de cumbre a partir de los 800 metros de altura hasta el Macizo Central, donde se encuentran las mayores elevaciones de la isla: Pico de Las Nieves (1.961m.), Los Pechos (1.951 m.) y Roque Saucillo (1890m.)
Queda así delimitado un espacio, donde aparecen materiales geológicos correspondientes al segundo ciclo eruptivo , o Roque Nublo, presentándose , de hecho , algunos sectores donde se localiza el aglomerado o brecha volcánica, característica de esta fase eruptiva.
No falta la presencia de los productos ácidos, que pueden aparecer formando coladas fonolíticas, dando lugar a domos o pitones, caso del Roque Saucillo, Cruz Santa, etc. Con todo, son los materiales basálticos (serie I y II), ya del siguiente cielo volcánico, post-Roque Nublo, los que más se encuentran representados, apareciendo, por último, algunos edificios volcánicos, recientes, propios de de la última fase de formación de Gran Canaria (serie IV). Es el caso de la Calderilla, depresión volcánica considerada un mar, debido a su origen y aspecto, propios de una erupción freotomagmática (mezca de agua magma).
El sector superior del municipio se integra en el macizo central grancanario, reuniendo las principales alturas de la isla y supone, en parte, el contrafuerte de las paredes exteriores de la Caldera de Tejeda.
El espacio cumbrero constituye la amplia cabecera de la cuenca del Guiniguada, formada por diferentes barrancos, destacando el de La Mina, La Higuera, y sus correspondientes tributarios. Estos cauces marcan fuertes incisiones en el relieve, aprovechándose los escasos espacios llanos y laderas a base de bancales, para el desarrollo de los cultivos. En ocasiones, las erupciones volcánicas han dado lugar a la acumulación de aluvionamiento, al cerrar el curso de los barrancos, o han suavizado el relieve como en la propia Vega de San Mateo, creando, en ambos casos, unas condiciones óptimas para su aprovechamiento agrícola.